Uno de los temas por los que mas se solicitan nuestros servicios, como oficina técnica especializada en rehabilitación, es la reparación de fachadas de
ladrillo visto. Es habitual, en fachadas con una antigüedad superior a los 20 años, el deterioro de los ladrillos y las juntas de mortero que los unen. Las causas de
estas deficiencias son muy numerosas, siendo las mas comunes las siguientes:
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Escasa calidad del ladrillo por falta de cocción o material inadecuado.
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Morteros de formación de juntas ejecutados con cementos débiles y/o pobremente dosificados.
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Exposición excesiva a la presencia de agua (lluvia o suelo) y climas rigurosos en invierno.
La presencia de agua de lluvia es terriblemente dañina en una fachada de ladrillo visto, el agua durante los meses fríos se congela y debido a su
aumento de volumen supone la microfisuración de los ladrillos. Al cabo de varios ciclos de hielo deshielo, el problema se traduce en roturas de las piezas y en peligrosos desprendimientos
que pueden suponer riesgos de seguridad sobre la vía pública.
Que soluciones hay y cual es la mas recomendable:
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Si es una fachada protegida en un edificio histórico la solución a emplear es la costosa sustitución pieza a pieza. Consiste en retirar manualmente
una a una cada pieza dañada, para posteriormente colocar otros ladrillos nuevos estéticamente similares a los existentes. Esta solución suele complementarse con el repaso de juntas (sobre
todo cuando son muy marcadas ya que favorecen la acumulación de agua).
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Cuando la fachada no esta protegida y el daño esta localizado en pequeñas zonas, se puede considerar la actuación pieza a pieza,
teniendo en cuenta que esta solución no es definitiva y tampoco aporta valor añadido al edificio (no mejora el aislamiento térmico del edificio).
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Cuando se comprueba que el daño no esta localizado en una zona y que el fallo del ladrillo afecta a la totalidad de la
fachada, la solución de sustitución pieza a pieza carece de sentido por ser claramente antieconómica. Cuando nos enfrentamos a fachadas con esta deficiencia recomendamos la aplicación de
revestimientos impermeables (morteros técnicos) y sobre todo la reparación mediante aislamientos exteriores tipo Sate o fachadas ventiladas. Este tipo de reparación ofrece numerosas ventajas
que se describen en el artículo Rehabilitación de fachadas, criterios de evaluación de sistemas.
Soluciones mediante barnices e hidrofugantes de fachadas de ladrillo:
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Los recubrimientos que forman película, como los de base acrílica, poliuretano, resinas epoxi, etc., cierran los poros del material, anulando en la
práctica la permeabilidad al vapor de agua, dificultan la transpiración del cerramiento y muy a menudo provocan condensaciones y humedades interiores. También es común que este tipo de
tratamientos amarillee al cabo del tiempo y necesite mantenimiento por deterioro de la radiación solar. Desde nuestra oficina Acuatro Arquitectos no
recomendamos este tipo de tratamientos .
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Los hidrofugantes a base de compuestos organo-silícicos tienen, por el contrario, la propiedad de recubrir las paredes de los
capilares con una capa finísima que no llega a taponarlos. La aplicación de este tratamiento suele hacerse por aspersión de una solución acuosa de siliconato directamente sobre la
fachada. Para que estos productos funcionen correctamente debe de poseer la fachada unas características particulares y juntas muy poco marcadas. La problemática de
su aplicación puede aparecer cuando el agua se acumula sobre la tabla de los ladrillos, al no ser repelida y la capa exterior hidrofugada dificulta la salida del agua se aumenta el
grado de saturación en el perímetro exterior provocando roturas en forma de laja tras los ciclos de helada.
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En humedades procedentes de suelos y terrenos no es recomendable el tratamiento exterior mediante hidrofugantes.
Estos productos mal empleados pueden incrementar notablemente los daños en las fachadas, por lo que recomendamos que esta solución solo se aplique bajo la
estricta supervisión de un arquitecto o aparejador especializado en la rehabilitación de edificios.
Soluciones mediante Rehabilitación Energética
Consiste en realizar una intervención en un edificio en el cual mejoramos sus propiedades térmicas, la solución pasiva más directa consiste en
la colocación de aislamiento térmico por el exterior, lo que se denomina por las siglas SATE.
El SATE es un conglomerado de capas donde el aislamiento es la capa principal y se complementa con unas capas protectoras de acabado, todo ello adherido
por el exterior del edificio lo cual tiene muchas ventajas:
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Es un aislamiento térmico continuo, por tanto, elimina los puentes térmicos existentes en forjados, pilares y perímetro de los huecos de
fachada.
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Al instalarse por el exterior no consume superficie en el interior de la vivienda y durante la ejecución de la obra no se obstaculiza la vida
diaria de los vecinos.
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Esta mejora de aislamiento térmico supone eliminar las condensaciones que podían aparecer en el interior del edificio.
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También se garantiza la impermeabilidad de la fachada.
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Supone un nuevo acabado superficial para las fachadas del edificio que mejoran la estética global exterior, pudiéndose aplicar revoco
con diferentes tonos y acabados.
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Es un sistema constructivo rápido, acortando el tiempo de la obra.
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Mejora la capacidad de inercia de los muros, lo que supone que mantengan durante más tiempo el calor ganado por aportes energéticos interiores. El
confort térmico interior es mayor tanto en invierno como en verano.
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Mejora del aislamiento acústico, en torno a 4 decibelios, en especial cuando se usa lana de roca como aislamiento.
El único inconveniente del sistema de aislamiento exterior es que no es posible su aplicación en fachadas con algún grado de protección
histórica ya que altera la imagen e identidad de la misma.